La impulsividad en niños y jóvenes es algo común que puede manifestarse de diversas maneras, desde decisiones apresuradas hasta acciones sin pensar en las consecuencias. Por tanto, entender esta conducta es importante para guiar su desarrollo emocional y social.
En esta entrada, exploraremos las características de la impulsividad y cómo podemos ayudar a los pequeños a manejar sus impulsos de manera efectiva.
Podríamos definir la impulsividad como un déficit para inhibir conductas en respuesta a demandas situacionales, es decir “actuar sin pensar”. Algunas de las características más comunes que podemos observar en personas con impulsividad son:
- Mostrarse impaciente.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Búsqueda de gratificación o recompensas inmediatas.
- Problemas para esperar el turno en clase o jugando.
- Dificultades para seguir instrucciones.
- Interrumpir constantemente a los demás.
- Tendencia a “toquetearlo” todo.
- Asumir riesgos innecesarios que conllevan un mayor número de lesiones.
- Responder rápidamente sin valorar otras opciones.
Es frecuente encontrar estas características de manera conjunta con un exceso de actividad, también conocido como hiperactividad, siendo estos comportamientos más fáciles de observar por su entorno. Por ejemplo, le cuesta permanecer quieto cuando es necesario o cambia de actividad sin finalidad alguna.
A todos nos resulta familiar frases como “este niño es un trasto” o “este niño es muy travieso” para describir a niños que presentan algunos de los comportamientos anteriormente mencionados.
Todo ello, son conductas naturales, aunque a menudo a estos niños se les ponga la etiqueta de trastos o traviesos.
Sin embargo, es importante diferenciar entre un comportamiento propio de la edad y uno que no lo es, como explicamos en la entrada Blog 8: ¿Cuándo debería acudir al psicólogo infantil? Y esto sería cuando existen pruebas claras de que estos compartimientos interfieren con su funcionamiento social, académico o emocional, reduciendo el bienestar del niño o adolescente.
Si no se ofrece estrategias que guíen al niño, estas conductas pueden derivar en problemas más graves como:
- Dificultad para relacionarse con sus iguales o adultos.
- Bajo rendimiento escolar.
- Baja autoestima.
- Conflictos por problemas de comportamiento.
El entorno puede hacer mucho en la mejora de las dificultades que van surgiendo y en la evolución de la persona. De ahí que tanto los padres como los educadores consideren fundamental tener información para intervenir y ofrecer un adecuado apoyo en el manejo de la impulsividad.
A continuación, os compartimos algunas claves y herramientas que esperemos os sean útiles.
- Crear de manera conjunta una rutina, estableciendo un horario que incluya tareas, actividades escolares y tiempo libre. Esto nos ayuda a todos a anticipar que va a suceder, lo que favorece reducir la impulsividad. No nos olvidemos de dejar tiempo para jugar, ya que tiene múltiples beneficios, como aprender a esperar los turnos, seguir instrucciones, tolerar la frustración y fomentar la creatividad.
- Fomentar el pensar antes de actuar. Para trabajar este punto os recomendamos poner en práctica la técnica del semáforo que consiste en asociar el rojo con parar y respirar, el amarillo con pensar y el verde actuar. Podemos invitarles a reflexionar preguntando ¿qué pasaría si hago esto?
- Establecer normas y límites claros, definir reglas y consecuencias específicas para los comportamientos impulsivos puede ayudar a entender lo que se espera de ellos.
- Reforzar las conductas que se quieren adquirir. Elogiar y recompensar los momentos en que el niño actúa de manera reflexiva puede motivarlos a repetir esas conductas en el futuro.
Por último y no menos importante, recuerda que la persona tiene dificultades para controlarse, no es que no pueda hacerlo, sino que su cerebro le predispone para una activación y recompensa inmediata. Eso quiere decir que necesita ayuda para entrenar el control de los impulsos, que, como cualquier otra habilidad a adquirir, conlleva tiempo y paciencia.
Os dejamos material para descargar, que incluye el Cuento de la Tortuga donde explica los pasos para entrenar el control de impulsos, acompañado de una actividad de colorear para interiorizar dichos pasos. Para adquirir el PDF mándanos un correo a: clinicapsicoterapia@intras.es
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